Tu nombre se pierde en los
vacíos profundos de mi memoria,
como un soplo de aire gélido
a las tres de la mañana.
Donde tu luz se pierde
en el viaje lúcido antes
de mis sueños.
La sensación de tu mano,
tu presencia,
es mi cuerpo tocando
las sábanas en
medio del desierto.
Tu olvido,
entre tu santidad
y tu desprecio.
Nunca poder sentirte
en esta
profunda lejanía.
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